martes, 7 de julio de 2009

LA VIDA DE UN CONOCIDO PERIODISTA "EL MINUTERO"


Periodistas de la Vieja Guardia

José Manuel Aguilar, de ganadero a periodista

RENE ALBERTO LOPEZ /
FOTOS: JORGE HERNANDEZ GOMEZ
PAPIRO.COM
Cuando le robaron un camión repleto de vacas en su natal Balancán, nunca imaginó que tiempo después estaría escribiendo crónicas de policías y ladrones en los diarios tabasqueños y se convertiría en uno de los mejores reporteros de la sección policiaca.
De esta forma el destino llevó a José Manuel Aguilar (el auténtico minutero), a ejercer una de las profesiones que tiene que ver con las letras, su pasión desde sus tiempos estudiantiles: “Las letras las llevó en mi alma”.
A sus 56 años de edad, el autor de “Minutos policiacos” en el Tabasco Hoy, asegura que jamás dejará de escribir, “el periodismo es mi vida”. Su último deseo es que cuando muera lo entierren con sus periódicos. José Manuel Aguilar, periodistas de la vieja guardia de Tabasco, narra para los lectores de Papiro de su larga trayectoria de comunicador, desde sus inicios, donde ha laborado para los periódicos Olmeca, Presente, Tabasco Hoy, La Verdad del Sureste, Novedades, Rumbo Nuevo y Diario de la Tarde.
-¿Cómo te inicias en el periodismo?
-Me inicié prácticamente por una necesidad vital, pues anteriormente fui ganadero en el municipio de Balancán, fui ranchero, compra ganado, entonces desgraciadamente por malos manejos fracasé. Primero se acabaron las vacas, luego el rancho, pero traía la vocación por las letras. En México cuando todavía estaba en la prepa me inscribí de oyente en Filosofía y Letras de la UNAM.
Estudie la prepa en el CCH Oriente, allá en México, ahí los maestros vieron que escribía guiones, y entonces me dijeron, “nos puedes escribir una obra de teatro”, y le digo, “tengo varias escritas”. Se las dí y montamos una obra que se llamó “Fúgate conmigo Minerva”, y la llevamos a varias preparatorias entre ellas a la Vocacional 7. Fue tanto lo que impactó que empezaron a decirme filósofo, y la gente no dejaba de decirme filósofo, en el CCH y en la calle por la obra que escribí.
El gusto por las letras lo llevo en el alma. Incluso al regresar de México a Tabasco como en el año 73, tuve una oferta para ir a Filadelfia, Estados Unidos, precisamente por lo de mi vocación por la Filosofía y Letras, pero mis padres se opusieron. Como no pude ir, me sentí decepcionado y abandoné los estudios y me quedé en mi pueblo San Pedro, Balancán, donde tenía un ranchito de 60 hectáreas con unas 40 vacas, y decidí quedarme de ranchero.
-¿Cuéntame tus comienzo en los medios?
-Precisamente después de que vendí el rancho y el ganado, luego que me robaron un camión de vacas, porque yo embarcaba al Frigorífico y Empacadora de Tabasco, entonces cuando me quedé sin dinero, yo dije de qué voy a trabajar, y como leía mucho y las letras las traía en mi alma, para ese entonces leía mucho el diario Novedades y el periódico La Prensa, y me dije, bueno, pues estos que escriben, yo lo puedo escribir, tengo más facilidades y más redacción.
Entonces, fue así como me encontré a Homero Cuauhtémoc Arias, un periodista que ya falleció y me dice, “qué te pasa”, y le digo, no pues, no tengo trabajo, “quieres trabajar de reportero” me dice. Oye pues estaría bueno, le respondí, y él me llevó al diario Olmeca, eso hace 24 años, ahí estaba de jefe de Información, Roberto Cuitláhuac. Entonces escribí la primer nota policiaca y me dice, “no, esto no es así, la regla del periodismo es que en las primeras cinco líneas debe de ir el qué, cuándo, dónde, cómo, por qué pasó; toda la situación tienes que explicarla”, y solamente una vez me lo dijo y al día siguiente salieron publicadas mis notas, con créditos y todo, esos periódicos incluso los conservo. Ahí estuve dos meses porque luego me fui al diario Presente.
-¿Siempre en la sesión policiaca?

-También a la policiaca, llenaba toda la sección, y ahí empecé con la columna de Cortos Policiacos, la escribía en forma chusca; posteriormente el finado Isidor Pedrero Totosáus, que era el jefe de información del Tabasco Hoy, me habló para que trabajara con ellos: “Cuánto ganas en Presente”, y le digo 67.50 pesos a la semana, y me dice, “te pago 120 pesos, pero vente que te necesito, veo que eres chingón”. Le pedí que me hiciera una prueba, pero me respondió: “qué prueba ni qué nada, si te leo todos los días”. Ahí, en Tabasco Hoy, cubrí las policiacas y los compañeros Fernando Badal, Josué Pérez Hernández y yo escribíamos la columna Minutos Policiacos.
Pasaron como tres meses y un día como a las cinco de la tarde que llega Totosáus a la redacción y dice: “¿quién escribió los minutos policiacos de ayer?”. Pues dije, tengo que enfrentar la situación, porque vacilé en la columna, y le digo “yo los escribí”. Te felicito dice, por órdenes de la dirección, que nadie más vuelva a escribir los Minutos Policiacos, que nadamás Aguilar los escriba.
-¿Alguna anécdota que recuerdes?

-Una anécdotas grandísimas que tengo del Tabasco Hoy, fue el caso del niño Sergio, de seis años, que se lo había llevado una mujer que trabajaba en el centro nocturno Bul Pen y lo maltrataba. El jefe de Información supo el caso de este niño y no quiso mandar a ningún reportero, sino que me esperó y cuando llegué me dice, “anda vete con Simón Hernández a entrevistar al niño que lo maltrata una mujer que trabaja en el Bul Pen”.
No lo tenía secuestrado, o sea, era su crianza, ella lo había adoptado, pero lo maltrataba y entonces le empiezo a preguntar al niño, qué comía y me dice: “un huevito crudo y tortillas tiesas”. Me hace toda la narración y escribo la nota.
Al día siguiente el periódico sacó el titular, me parece que decía: “La hiena de Tierra Colorada” a ocho columnas. Al salir el periodicazo fue un escándalo aquí en Villahermosa, entonces ese día apareció la mamá y explica que ella le había dado el niño a su abuelita y que no sabía por qué su abuelita lo regaló; y ya fue la mamá a rescatarlo, se lo quitó a la señora. Fue tanto el escándalo que la prostituta huyó.
-¿No se volvió a saber de ella?

-No, nada. Cuando la mamá rescató al niño observé que tenía unas llagas por la tortura en la frente, en las piernas y le dije a la señora que fuéramos a Telerreportaje. Yo seguí escribiendo sobre el tema. Al día siguiente llevé al niño con Chuy Sibilla y entonces le enseñé el periódico y le digo: “mira Chuy las llagas que tiene el niño en la colita”, y es que la prostituta le pegaba una plancha en la colita, en las piernas y lo quemaba con cigarros, o sea, una tortura bárbara.
Lo entrevistó Chuy y le preguntó, ¿qué te pasó? y dijo, “es que me mandó que yo trapeara y como no le hice caso, por eso me pega”. Y exclama Chuy en vivo: “¡Dios mío, pero si estoy viendo las nalguitas del niño, qué bárbaro, qué espantoso, Dios mío!”. Fue un escándalo. En ese tiempo se vendían 14 mil ejemplares, y ese día aumentó a 19 mil, y al día siguiente aumentó a 21 mil, te imaginas de 14 mil, a 21 mil periódicos. Posteriormente el delegado del ISSSTE se llevó al niño para darle atención, lo tuvo como quince o veinte días, la gente le llevaba regalos, juguetes, ropa. El niño aquel de nombre Sergio es de Las Gaviotas, es más, hasta me gustaría volverlo a entrevistar, ya es un hombre ahorita.
Luego tuve problemas en el Tabasco Hoy, y fue cuando La Verdad del Sureste me invitó por conducto de José del Carmen Chablé. En ese tiempo La Verdad del Sureste y el Tabasco Hoy estaban peleándose la nota policiaca y subimos la venta ahí como dos o tres mil ejemplares más.
Otra anécdota preciosa que recuerdo sucedió con mi padre, él me enseñó a redactar, cuando estudiaba la primaria. Me decía, agarra tú máquina, y me ponía la máquina portátil en las piernas. Una vez me estaba dictando y dice: “compadre Vicente, te quiero decir que mi compadre Francisco ha cambiado mucho, se ha vuelto muy ufano y eso a mí no me gusta, y por eso ya me he retirado de sus amistades, ni las copas me tomo con ellos”. Papá qué quiere decir ufano, le pregunté. “No me interrumpas, tú sigue escribiendo”, y agarré y seguí escribiendo. “A ver léemela”, y ya redactadita la carta se la leía y le volví a preguntar: papá qué quiere decir ufano. “Yo no sé” dice, pero si tú me lo dictaste, le mencioné, y me responde: “ah, para mí que ahí queda bien”, era presumido, no. Entonces igual me pasa a mí a veces, que ocupo palabras, por ejemplo ahora, por el Messenger, para estar seguro a algunos compañeros le pregunto, oye qué significa tal palabra, y recuerdo cuando mi padre utilizó la palabra ufano.
- ¿Ya dentro de la profesión de periodista a quien le aprendiste?

- Bueno, de Totosáus, los libros de Totosáus para mí son muy importantes. Leía sus libros y aprendí mucho, otro que admiro y que también le he aprendido algo es al maestro Gerardo Rivera, al “Viejo Lépero, leyendo su obra.
-¿Cómo ves el periodismo actual?

-Para mí que estamos muy atrasados porque por ejemplo, no me gusta leer las notas policiacas, porque las notas que puedes relatar en poquitas palabras, en dos o tres párrafos, pues no lo hacen, sino que agarran y empiezan a decir lo mismo, a la mitad vuelven a decir, repiten y luego dicen, iba el occiso, o sea, un barbarismo pero tremendo, no, el occiso ya no podía ir, y todo eso, es un atraso general en la mayor parte de los periódicos de Tabasco. Deben ser más rigurosos los jefes de redacción, o los correctores para no dejar pasar eso.
- ¿Eres director de un medio?

- Si, tengo mi periódico, La Noticia Hoy, un quincenario, anteriormente hice otro periódico que se llamaba El Regional, que circulaba en Chiapas y Tabasco. Ahora con La Noticia Hoy, llevo cuatro años y la he enfocado a la cultura, a la educación, más que a la política, quizás por eso estoy pobre, porque no me he conectado con los políticos que son los que pagan más. Las historias de las escuelas no hay quien las divulgue, entonces el Tecnológico de Balancán es uno de los primeros colegios que me orientó, me ayudó y ahora ni les cobro. Me ayudaron cuando empecé. Estoy con varios tecnológicos, de villa La Venta, de Macuspana, de Teapa. En la UJAT, por ejemplo, le gusta mucho mi periódico a la rectora, me lo han dicho.
-¿Has pensado en el retiro?

-No, el periodismo jamás lo dejaré, jamás, el periodismo es mi vida. Otro de los grandes orgullos que siento, es que mi columna “Minutos policiacos”, en cuya redacción solamente me llevo una hora y diez minutos, a veces cincuenta minutos, le gusta a la gente y me siento muy feliz de eso.
Por ejemplo, tengo una anécdota que tiene que ver con la columna: hace como cuatro o cinco años una enfermita del hospital de Pemex, estaba desesperada porque no llegaba su esposo, y de pronto llega y entra y le dice “por qué no habías venido, me operaron ayer, me está llevando la madre y tú no habías venido a verme”. Y el esposo le dice bueno, ya vine. “Y mi Tabasco Hoy”, le dice, “pues no lo traje”. Y la mujer le exige: “pues anda búscamelo, si los “Minutos policiacos” es lo único que me va a curar”. Ya para que una enfermita se reconforte de esa manera, entusiasma.
Hace unos días venía de Salto de Agua, y le di el aventón a un soldado que se puso a preguntarme dónde trabajaba, y le dije que era periodista, poco a poco, porque a mí nunca me gusta presumir, y los “Minutos policiacos” lo dejo para lo último. Cuando supo que era el autor, me dice: ¿cómo va a ser?, es que en Salto de Agua compramos cuatro o cinco periódicos y todo el batallón lo lee, nos los peleamos. Y, así, a diario recibo felicitaciones, admiración de la gente. Aunque a veces no quiero decir quién soy, o mi nombre, porque pues escribo duro, es peligroso, por ejemplo, ayer me siguió un carro, me bajé en una oficina gubernamental y cuando salí me dijeron que unas personas llegaron en otro carro y tomaron fotografías a mi carro y a las placas, ¿no sé para qué?, yo no le tengo miedo a la muerte, soy feliz y hasta si caigo en cama algún día, en mi cama redactaré, pediré mi computadora para escribir. Yo jamás he pensado en retirarme, quiero mucho a Chiapas, mi ilusión es adquirir un ranchito en Chapultenango, porque me encanta el pueblito, unas vaquitas, una casita y seguiré escribiendo.
- ¿Por qué te pones el auténtico en tu columna?

- Soy el auténtico porque cuando salí del Tabasco Hoy, dos compañeros se quedaron con la columna y ellos la redactaban los minutitos de una forma grotesca. No cuidaron que llevara la misma secuencia, sino que había unos minutitos de cuatro renglones y otros de 20 renglones, o sea, completamente la deformaron y no le ponían gracia; aunque querían hacerla chusca no podían y además caían mucho en la vulgaridad, que es lo que yo he tratado, no caer en la vulgaridad. Fue tanto lo que decayó la columna que la suspendieron como doce años. Fue Rafael Santiago el que me invitó de nuevo al periódico y me dijo: no quiero que seas reportero, quiero que seas columnista, solamente la columna y tú dimes cuánto quieres ganar. Y, gracias a Dios, gano muy bien.
-¿Algún consejo que le pudieras dar a las nuevas generaciones de periodistas?

-Que lean mucho, que lean mucho, yo siempre recomiendo que lean periódicos plurales, por ejemplo La Jornada es uno de mis periódicos, siempre le digo a toda la gente, lean Reforma, El Universal, La Prensa, me gustan las columnas del Milenio, que lean La Verdad del Sureste, que trae mucho de México. Yo veo mucho los noticieros, soy tan asiduo a estar informado que a las seis de la mañana estoy viendo el noticiero, leyendo y oyendo radio, las tres cosas hago al mismo tiempo, tengo todo mi equipo, y leo cinco o seis periódicos diarios. Un periodista debe estar bien informado, que lean y vean sus errores. Hay periodistas que escriben y jamás vuelven a leer su redacción. Deben revisar sus notas.
El periodismo es mi vida. Mi último deseo, se lo he dicho a mi esposa, es que cuando me vayan a sepultar, que me pongan en el pecho los periódicos que tengo recortados, en donde he trabajado; ya tengo seleccionado mis periódicos, que prácticamente sobre mi sábana vaya cada uno de los periódicos donde he estado.

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